son un largo monólogo mío,
llenas de gentes como árboles
batidos por oscura batahola.

O si el sol florece en los balcones
y siembra su calor en el polvo movedizo,
las gentes que hallo son simples piedras
que no sé por qué viven rodando.
Bajo sus ojos —que me miran hostiles
como si yo fuera enemigo de todos—
no puedo descubrir una conciencia libre,
de criminal o de artista,
pero sé que todos luchan solos
por lo que buscan todos juntos.
Son un largo gemido
todas las calles que conozco.
Así sería mi madre si existiera.
Este poema es tomado de su libro "Canciones de un niño triste"
Así sería mi madre
Como la brisa que acaricia un lirio;
como un clavel fragante;
como arroyuelo que en su clara linfa
lleva con sus cantares un delirio;
como una vaga ninfa;
como un alma sangrante
entre luz y martirio.
Así sería mi madre…
Cándida y frágil palomita blanca
que arrullos y desvelos
deja en el nido de sus tres polluelos;
espuma que en cristales se evapora;
trino de ave canora;

ruego y fervor que arranca
del enigma consuelos;
espiga que se dora.
Así sería mi madre…
Tendrían sus miradas los destellos
de una glauca laguna
y a la vez que sus brazos, sus cabellos
formarían una cuna.
De sus hijos los pasos
retratarían las ondas
del mar de sus ojazos.
Así sería mi madre…
Caricia de ala angélica, perfume
de brezos y jazmines;
gota de fresca lluvia en sed de amores;
corolas policromas de las flores;
tibieza de candores;
murmullo de canciones
en pálidos confines.
Así sería mi madre…
Así sería mi madre: numen santo
de mágico sosiego;
manantial y lucero, senda y canto
que orienten hacia el bien a un hijo ciego
que, pobre peregrino,
maldice su destino.
De estrellas me cubriera
al desplegar su manto.
¡Así sería mi madre… si existiera!
Agonía
Tomado de "Elegías Prematuras"
Ahora comprendo por qué el aire me faltaba.
Subía, subía la sangre su azucena incansable
y no encontraba el corazón
que la contuviera y viviera.
Y era verde el frío
que bajaba de la luna sombría.
Agua sólida ahogada
en cavernas sin eco.
Y sed en tierras duras subconscientes,
y sed en toda cosa y toda vida,
¡y sed…!
Ahora comprendo por qué algo más si no aire me faltaba

para estar en tu ambiente afiebrado.
Tu padre está a tu lado como queriendo reincorporarte,
respirando por las mismas ventanas de tu olfato
que tantos jazmines hizo imaginarme.
Pero tu consunción no es culpa mía
ni del libro que te regalé cuando en la infancia
un imposible amor…
¿o el mío quizás…?
Ahora comprendo todo el misterio de tus ojos aislados,
en verde-azul translúcidos,
tu mirada admirable, honda como las lágrimas
y tan profunda que me traspasaba
como si yo fuera un cristal…
Y el dejo de tu voz, que llegaba cansada
como si no quisiera pasar de los quince años
ni desatar las trenzas, ni ver frutas maduras,
ni decir prematuras e infinitas palabras.
Y el remoto silencio de tus manos,
imposible la única sortija.
(Morirás sin el beso que nunca quise imaginarme).
Ahora comprendo por qué el aire me faltaba:
¡porque el tuyo era el mío!
Poética
¿Qué es poesía? preguntas.
Hago luz y -discreta y sorprendida- huye
la poesía: ¡esa sombra!
Epitafio
Al fin voy a dormir
despacio
y solo.
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